Queridos amigos, os invito a transitar juntos mi blog.

Ven, vagamente,
ven, levemente,
ven solo, solemne, con las manos caídas
a tu lado, ven
y trae los montes lejanos junto a los árboles próximos,
funde en un campo tuyo todos los campos que veo,
haz de la montaña un bloque sólo de tu cuerpo...

(Fernando Pessoa)

10 noviembre 2017

Benkei

Cuenta Basho, viajero y poeta japonés (1644-1694), que cerca de Hiraizumi visitó el refugio de Yoshitsune, el más amado de los jóvenes héroes medievales (recuerda Marguerite Yourcenar).
Yoshitsune era el hermano menor del primer shôgun de Japón, el jefe supremo militar Minamoto-no-Yorimoto, quien precisamente debía a aquel joven hermano haber alcanzado tal rango de poder.
Como a menudo ocurre, el primogénito, no contento con no agradecérselo, lo perseguía para acabar con su vida. La vista de quienes nos recuerdan nuestra propia infamia se hace tan insoportable que sólo eliminándola pueden sobrevivir los indignos.
Pero lo estremecedor de esta historia no reposa en el atávico odio de un hermano. La verdadera belleza se erige en la leyenda según la cual, cuando Minamoto-no-Yorimoto tendió su emboscada a Yoshitsune, éste fue defendido por su intrépido escudero, Benkei, que murió traspasado por decenas de flechas, quedando sostenido en pie por su propia armadura ensangrentada, sin dejar de proteger el umbral del refugio para que su señor Yoshitsune pudiera entregarse al sagrado ritual del seppuku y alcanzar así la muerte con honor.
¡Ay de aquel que, tras una larga vida, no haya sido capaz de conquistar siquiera el corazón de un solo amigo que, más allá de su propia existencia, defienda la nuestra!


(© Jaime Alejandre, 2017, inédito)

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