Queridos amigos, os invito a transitar juntos mi blog.

Ven, vagamente,
ven, levemente,
ven solo, solemne, con las manos caídas
a tu lado, ven
y trae los montes lejanos junto a los árboles próximos,
funde en un campo tuyo todos los campos que veo,
haz de la montaña un bloque sólo de tu cuerpo...

(Fernando Pessoa)

28 abril 2014

Juan Antonio Marín ha vivido en la tierra

Nunca es tarde si la poesía es buena, reza seguramente el adagio de estos tiempos en los que uno a veces consigue un libro tres años más tarde de su publicación, como me ha sucedido a mí con este hímnico “Yo he vivido en la tierra” del poeta Juan Antonio Marín (Los Conjurados, Editorial Polibea, 2011, 66 páginas).
Poemario en el que sólo ahora, tan tarde (por mi culpa por mi culpa por mi gran culpa), he podido al fin sumergirme gratamente acompañado por este terco empecinamiento invernal de la primavera de 2014.

Juan Antonio Marín nació en Madrid, en el 1968 y ha demostrado ser un poeta sólido y consistente pues, no en vano, ha publicado cinco libros de poesía: “El horizonte de la noche”, Premio Adonais 1992 (el único premio en España que aún, cuando falla, jamás yerra), Rialp 1993; “Como se nombra el agua”, Calima, 1998;  “El mundo convocado”, editorial Vitruvio, 2002; “Ciudad Iluminada”, Vitruvio, 2007; y este “Yo he vivido en la Tierra”, en la Colección Los Conjurados, 2011 (hoy transfigurada en “El Levitador” por eméticas vesanias de los derechos de propiedad de los nombres), en editorial Polibea, ese milagro justo y necesario, nuestro deber y salvación, que timonea el prodigio filológico y humano que es Juan José Martín Ramos, con la lujosa colaboración de Ángel Rodríguez Abad, Juan Ignacio Serra, Matilde Muñoz y, desde los Elíseos Campos, Ángel Luis Vigaray.

Este quinto libro de Juan Antonio Marín hace literal honor al taurino dicho de que no hay quinto malo, y se abre con un clarividente prólogo del escritor Antonio Lucas que ya apenas con su título desvela lo que el lector va a encontrar. Sobre todo fascinación. Pero también ese deje de desencanto sereno que transmiten los versos de este libro con la desnudez que anticipa la austera fotografía de la portada (también del autor de los poemas).
El libro en sí comienza resueltamente nerudiano confesándonos el autor que ha vivido en la tierra, “con orgullo, aunque sin galardones”. Poema puesto ahí, me temo que para desarmarnos, para hacer que el lector se confíe y entre sin machete entre sus páginas esperando una cosa de estas al uso de la poesía inane y débil que tanto abunda hoy. Pero inmediatamente recibimos el contundente espaldarazo de lo que en realidad nos aguarda: “un pedestal para los que han fracasado / eso es lo que me queda…”, “en las venas de todos los conformes y a llegar / al necio corazón de los felices…”. Pues eso, que si nos las prometíamos felices ya podemos recoger velas para que el huracán no nos desapareje de un solo golpe. Y otro, y otro golpe, y golpes sucesivos: como ese poema extraordinario que es  “A los que nos ha hecho daño la música…” ( ya tanto, cuánto dolor, en los propios costados de cada lector); “Yo estoy en este puerto, / en esta ciudad solo, y respiro en la noche / que ignoran los felices…”.
Aunque en la certera ceremonia del caos clarividente sigan colándose versos que descolocan al lector cuando está ya por fin más a la defensiva, versos que se alían con nuestras esperanzas en un desesperante ejercicio de aguardar y desfallecer que no es sino la imagen misma de la vida: “soy un hombre… / que sólo se equivoca porque juega, y prueba, / y no porque se prive de comparecer”; “… que de puro mortales somos invulnerables”. O esos “caballos mojados” de Juan Antonio Marín que son para mí exactamente la imagen de aquel Luis Rosales que vivió “con una vaga prudencia de caballo de cartón en el baño…”. Nada más frágil, más perecedero que una figura de cartón deshaciéndose imperceptible pero inevitablemente en la ubicua destructora humedad de un baño.
Y en seguida Juan Antonio Marín nos inocula un nuevo contrapunto con un “¿A quién le hizo más daño el nacimiento…”  desgarrador para quienes también apenas ya somos llamas pidiendo amor.
Y por supuesto ese poema integral que yo considero la piedra clave sobre la que se sustenta toda la arquitectura del poemario; me refiero a “Claro está que hay heridas pequeñas”. En él se comprende y se siente todo lo que el poeta ha querido compartir con nosotros, poema lustral tras el que todos los versos anteriores se crecen en sí mismos, aún más, y los posteriores se despliegan rotundamente con colores de emoción y significación como para ir “pisando conchas” con “la sabia fortaleza del que sólo es tenaz / cuando sabe que el tiempo es su herramienta…”, entregados ya a la languidez lunar y la gravedad terrena, cegados por una injusta luz que sin embargo “luego en la tarde es larga despedida…”, hasta que podamos “vivir porque no hay que elegir”
En fin, magnífico libro en el que el lector se sentirá acogido en sus versos, hermanado incluso. Abofeteado también. Cosas de familia. Como cuando dice el poeta “solo arrastro mi sombra, y tan sólo mi sombra / confirma mi existencia…”. Este pobre escritor que soy y que aquí reseña al poeta Juan Antonio Marín confiesa hoy que desde hace años, en mis viajes (por ejemplo los dos últimos a Etiopía y al desierto de Wahiba en Omán), acostumbro a fotografiar mi propia sombra. Nunca me fotografío a mí mismo, pero sí tomo una imagen de mi espectro, porque sé que tampoco yo soy de esta tierra, aunque captando tenue y huidiza mi sombra en ella me hago la ilusión de que pueda estar aquí... con vosotros.

En definitiva, agradezcamos a Juan Antonio Marín que nos haya entregado tan perturbador libro con el que todos, como el autor podremos tal vez decir “intenté hacer las paces, / despedirme sin lucha y sin resentimiento…”. No otra sabiduría ya sobre esta tierra, tierra en la que el poeta Juan Antonio Marín nos demuestra que “ha vivido”.

25 abril 2014

Juan Ruiz de Torres es literatura

Queridos amigos, ayer falleció el escritor Juan Ruiz de Torres. Estará en el Tanatorio de San Isidro hoy a partir de las 10 de la mañana.
Juan fue (es) una de las personas que más hizo por la literatura y en especial por la poesía de este país y de muchos otros países que recorrió llevando allá donde fuera la palabra.
Como escritor, como poeta fue (es) una de las voces más diversas y fecundas en español. Pero más que ninguna de sus virtudes destaca la generosidad. Fue (es) mecenas, promotor, ayudador, organizador, entusiasmador, de miles, literal y literariamente, miles de escritores. En un país de envidias y de inmovilistas profesionales para no dejar de salir ellos (yo, mí, me, mi, conmigo) en la foto, Juan Ruiz de Torres siempre entregó sus horas, sus ánimos, su sabiduría para los demás, desde la Asociación Prometeo y desde las decenas de iniciativas y proyectos que sacó adelante mientras los demás a menudo sólo  miraban y esperaban a ver qué les tocaba, qué había de lo "suyo".
Juan Ruiz de Torres fue (es) un hombre sin el cual no se puede entender la poesía española del siglo XX y XXI.
Espero que todos los que podáis hagáis llegar vuestro cariño a Ángela Reyes, su infatigable compañera, en el hueco hondo y abismal que ya le queda.
Sit tibis terra levis, que te sea leve la tierra, amigo, en la inalcanzable medida en la que tú fuiste (eres) indispensable para hombres y mujeres.

24 abril 2014

Los mundos sutiles. Eduardo Chapero-Jackson

Queridos amigos, hoy he participado en la presentación y proyección de un extraordinario documental (Nominado al Goya en 2012) sobre Antonio Machado dirigido y con guión de Eduardo Chapero-Jackson. Es una delicia que os recomiendo y que se puede ver libremente en:

Más abajo comparto con vosotros mis palabras de esta tarde en el acto y aprovecho para anunciaros que los días 27, 28 y 29  en la Academia del Cine de Madrid en la Calle Zurbano 3 hay un ciclo dedicado al director y guionista en el que se proyectarán en pantalla grande sus obras: A contraluz, Verbo y Los mundos sutiles. Algo para no perdérselo.

Texto de la presentación (fragmentos):


Hoy es un día perfectamente machadiano. En especial porque él, como buen creador, y poeta en concreto, era un ser eminentemente contradictorio. Así él hoy habría sido feliz con este excepcional documental que vamos a ver, no porque hable de él sino porque está poblado de pompas, de belleza, de fragilidad, de emoción. Pero le habría entristecido algo a Machado que el día de hoy fuera desapacible y con lluvia, él que se pasó huyendo de la oscuridad toda la vida. Tanto como para que sus últimos versos, en el exilio en Francia fueran precisamente: “Estos días azules y este sol de la infancia”…


Pero ya digo que le habría entusiasmado, hasta la más íntima emoción, este documental indispensable que nos ofrece Eduardo Chapero-Jackson.
Este documental me parece que es mucho más que el registro visual de una biografía, la de Machado. Es poesía en estado puro. No porque hable de un poeta y su obra sino porque aúna música (música, por cierto, compuesta por Pascal Gaigne en estado de gracia), aúna, digo, música, texto e imagen desde el punto de vista de la esencia diferenciadora de la poesía frente al resto de géneros literarios y artísticos, que es la preponderancia del símbolo y el desvelamiento de lo oculto.

Símbolo porque la poesía, y este documental, se basan en el uso de la metáfora que proviene del griego “metaphor” (que significa “maletero”, la persona que traslada equipajes) y lo esencial en la imaginación de la poesía es que sirve para viajar, para transportarnos en el sentido de trascendernos.
Y desvelamiento de lo oculto, porque la poesía de este documental aporta precisamente la visión de lo que pasa desapercibido. Ya decía Aristóteles que “la finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no el copiar su apariencia”. Así es. La literatura trascendente, la que perdura en el tiempo, no es la que corresponde a algo que ya existe, como el segundo zapato de un par, si no la que de repente desvela lo inefable, lo que hasta ese momento de la lucidez del creador no se podía explicar con palabras. Por eso los poetas más importantes han sido siempre aquellos que han invitado a los lectores a abandonar las estrechas miras de la moral del rebaño y seguir el camino del creador. Como hizo Machado y como hace Chapero-Jackson en este documental.

Porque son muchos los que quieren creer que la poesía es algo que no vale para nada. Y se equivocan radicalmente como nos lo demuestran los miles de años trascurridos desde Homero para acá.
La poesía sirve, es “útil”. Porque resulta que los seres humanos carecemos conocimiento directo de lo más importante en nuestras biografías. Carecemos de conocimiento directo sobre:
nuestro origen y nuestro destino, sobre la muerte, la naturaleza del cosmos y la de Dios. Ni siquiera tenemos representación de nosotros mismos, de quiénes somos en realidad. Apenas alcanzamos a tener, como Narciso, una mera imagen inane…

Pero la poesía es la fuente de la identidad, o sea de lo que hemos sido y somos hoy. Y además es la fuente de lo que perdura, del mañana, es el perfecto instrumento de la memoria. Uniendo por tanto identidad y memoria se erige como el instrumento fundamental para conocernos a nosotros mismos y reconocernos entre nosotros. ¿Por qué afirmo esto?
Volvamos a lo que decía al principio, poesía es símbolo, este documental es símbolo. Y la etimología de símbolo procede del latín symbolum: una señal para reconocerse: una tablilla repartida que los que la tenían debían completar en el futuro para reconocerse entre sí.

Reconocernos, qué cosa tan esencial. Más en España, que resulta ser un lugar donde campa a sus anchas el olvido. Así que bienvenido sea este documental que tan prolija y bellamente aborda la biografía completa de Machado con su karma poético repetido en el documental de que Se canta lo que se pierde…
Pero no se pierde lo que se canta. Tras ver este documental quedará fijada en ustedes una impresión indeleble, ya lo verán. Porque además su director y guionista ha sabido magistralmente unir tradición y modernidad: clásicos derviches giróvagos bailando a la vez que modernos urbanitas haciendo break dance; pompas de jabón que son bombas cayendo sobre el Madrid del “No pasarán”, y vaya si pasaron; burbujas de versos frente a la triste burbuja inmobiliaria que nos ha asolado; o una bailarina representando en perfecta alegoría a la muerte llevándose, literalmente, al poeta en sus espaldas.

Además, la obra de Eduardo Chapero-Jackson es más que un documental, más que una biografía, incluye una ficción sobre los perdedores que se encuadra perfectamente en la azarosa vida de Machado pero    que trasciende su mera peripecia vital para dibujar la historia de cuantos luchan pero pierden. Y siguen luchando.
Para poneros en disposición de ver el documental os trascribo aquí una precioso poema de Machado (al que por cierto puso música hace casi cuarenta años ese lujo de cantautor que fue Hilario Camacho).

Galerías

    Desgarrada la nube; el arco iris
brillando ya en el cielo,
y en un fanal de lluvia
y sol el campo envuelto.
    Desperté. ¿Quién enturbia
los mágicos cristales de mi sueño?
Mi corazón latía
atónito y disperso.
    ...¡El limonar florido,
el cipresal del huerto,
el prado verde, el sol, el agua, el iris…!
¡el agua en tus cabellos!...
Y todo en la memoria se perdía
como una pompa de jabón al viento.

© fotografías revistavanityfair.es, lospoetas.com y rtve.es

 




 

Testigos españoles de la Primera Guerra Mundial

Queridos amigos, en el contexto de los V Encuentros Hislibris, este sábado 26 de abril a las 11:30 de la mañana, en la Hislibris Tabernae (C/ Tumaco, 22) se celebrará una mesa redonda sobre los Testigos españoles de la Primera Guerra Mundial, en el centenario del inicio del conflicto. Contaremos con:

Jaime Alejandre, de El Periscopio (Eds. Evohé), presentará Visión estelar de un momento de guerra: Verdún 1916, en el que Valle-Inclán relata sus impresiones como corresponsal de guerra en el frente (reciente edición de El Periscopio que podrá ya adquirirse en el encuentro).

Guillermo Chico, de La Esfera de los Libros, hablará sobre Crónica de la Guerra Europea 1914-1918, de Blasco Ibáñez. 

La entrada será libre hasta completar aforo.
 

21 abril 2014

Metáfora del espacio. Poesía española en Lengua de Signos


 
Queridos amigos: dentro de los actos de la IV Semana Complutense de las Letras, os convocamos al siguiente acto que tendrá lugar el próximo miércoles día 23 en Hislibris Tabernae (c/ Tumaco 22, Madrid) a las 19:00 horas.

 
Metáfora del espacio. Poesía española en Lengua de Signos.

Coordinador: Jaime Alejandre

Participantes: José Antonio Pinto (persona sorda, experto en interpretación de poesía en Lengua de Signos Española-LSE), Ana María Vázquez (persona sorda, experta en LSE), Anuska Caneda y Carmen Quiles (intérpretes de LSE) y Jaime Alejandre (antólogo).


 
Descripción: recital y conferencia sobre “visualidad de la poesía” a través de poemas de la historia de la literatura española interpretados en LSE para personas sordas (desde el siglo X hasta nuestros días: Al Mutamid, Manrique, Quevedo, Espronceda, Miguel Hernández…). La base poética será la antología de poesía española de la Fundación CNSE:


Se trata de una oportunidad única para oyentes y para personas sordas de acceder a la gran poesía española tanto en versión oral como visual.
 
Con la colaboración de la Confederación Estatal de Personas Sordas de España-CNSE

Hislibris Tabernae (c/ Tumaco 22, Madrid). 19’00-21’00 horas